sábado, 17 de julio de 2010

Contra-tiempos



A laura, unica culpable en esta historia
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Levantarse por la mañana, desayunar, mirar el reloj (son las 5:50); Acomodar los objetos que uno cargara durante el día en el caparazón impermeable, ir al baño, ducharse, cepillarte los dientes, mirar el reloj (ahora las 6:21); Informarse sobre la temperatura en la televisión o en la radio, vestirse acorde a ese clima, cargarse la vida en la espalda, buscar las llaves oportunamente perdidas, salir a la calle, llegar a la parada, mirar el reloj (son exactamente las 7:00); Insultar al reloj por la hora que nos muestra y esperar el colectivo. Bienvenidos a mi rutina.
Aunque tarde, 15 minutos mas tarde de lo común, algo fuera de lo previsto hizo que me demorara. La luz que deje encendida, la canilla abierta, el teléfono sin batería, la falta de monedas o una suma de todos estos contratiempos.
Llegar 15 minutos tarde a la parada puede significar ingresar en un plano no esperado, en un mundo extraño. El simple hecho de que no este la misma gente de todos los días esperando el colectivo cambia totalmente mi plan, desbalanceando todo el resto de la jornada. Otras caras, perversas caras, mirándote, como adivinando tu impuntualidad, señalándote con esos ojos increpantes y malintencionados.
Llega el colectivo y al entrar experimento un sentimiento extraño, una nostalgia del que paso hace 15 minutos; El chofer es otro, el interior es distinto, los asientos igual de ocupados pero por otros individuos, las ventanas inaccesibles, aunque el mismo amontonamiento de gente, casi por un segundo abrazo esa sensación de no poder respirar por los empujones de los pasajeros, ese dejavu instantáneo, que tantos recuerdos me trae del ómnibus perdido unos minutos antes. Por mas que parezca exagerado, ese viaje de una hora y cuarto hacia la facultad puede llegar a cambiarme el día, por que los acontecimientos siguientes a mi retardo también cambiaran. No cruzar en el mismo semáforo, no ver a los porteros de los edificios guardar la manguera con las que acaban de lavar las veredas, ver asomarse entre otras casas y edificios un sol tardío; Todo esto puede, y debe, alterar mi vida diurna.
Como en los días de lluvia, entro en una tormenta de pensamientos, durante esa hora y pico de movimiento, desparramo sobre mi mesa mental todos mis problemas, los amontono y los mezclo, barajando las posible situaciones, fantaseando con la idea repentina de soltar esas cosas que tanto me cuesta soltar. Pero hoy son 15 minutos mas tarde, y todas mis fantasías se retrasan, se demoran en esa suerte de hechizo temporal, durmiéndose en un mundo donde no existen despertadores eficaces, alarmas internas o sueños inconclusos.
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1 comentario:

  1. Alta descripción te mandaste... Me sentí identificado en el "llegar X minutos más tarde.." y saber q no vas a ver las mismas caras de todos los días ni q el chofer va a ser el mismo Otto de siempre..
    Puede q hasta esos 15 min te pongan de mal humor por un largo rato, porq empezás a sacar cuentas y sabés q vas a tener q empujar gente en el transporte de turno, vas a tener q caminar más rápido, justificar en el destino final ese retraso "involuntario".
    Y también pienso q el colectivo se diferencia mucho a los otros transportes. En un bondi podés pensar mucho.. a veces demasiado.. Y la mente se sumerge en lugares remotos. En un tren la psiquis vuela pero pensando q no te apoye algún gay aportunista, q no te empuje algún punguista o q no te ahogue esa emanación corporal propia de un sauna!
    El subte sería lo mismo pero al cuadrado..

    En fín, como me excedí cierro diciendo q lo ideal sería robarle esos 15 minutos al tiempo y terminar riéndote por haber llegado antes.

    Abrazo !!

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