lunes, 29 de agosto de 2011

del silencio, un grito


Llego hasta aquí por el silencio, que de a poco fue poblando mi atmosfera. Lo encuentro cuando evito todo sonido, cuando callo y mis dedos se alejan de las cuerdas, y mi boca prohíbe la madera para no romper este frágil sigilo, musicalmente oscuro. Desciendo a la comodidad de un sillón, mientras suceden los rituales de la noche. La magia a estas horas, dibuja en el vapor del café que asciende desde la taza, lo que la imaginación dicta en su delirio danzante y efímero. Soy infinito en mi deseo de vaciar el alma. Quiero esconder de la vigilancia de mis ojos, estas gotas que susurran un mar. La noche es un sol desacostumbrado de verme girar en su ausencia. Vagando en algún lugar del Brazo de Orión, estoy perdido, ciego de estrellas. Y aunque sigo envuelto en sombras, preso del silencio, mi garganta es un grito.


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