martes, 15 de junio de 2010

Te pense



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Saliendo del trabajo me fui bajando por corrientes, camine tres o cuatro cuadras hasta llegar a Malabia y junto a la boca del subte, mire el cielo, los edificios inmóviles y te pensé. No te pensaba desde hacia semanas, largas semanas, consecutivas y monótonas, y me quede obnubilado, mirando caer el sol desde las ventanas y balcones hasta el cordón de la vereda, abrazando con un brillo apagado los bloques mas altos.
Te pensaba en ese instante frió, con todo lo angustioso que es pensarte. Recorría tu contorno adivinando tu suave piel, tus brazos, tus manos, tu pulóver violeta, recordando tu perfume como quien recuerda el suceso mas reciente.
En ese viaje sin movimiento, alcance a verte entre las sabanas, tu entidad semidesnuda y perfecta se regocijaba en un sueño sin fronteras ni limites de tiempo. Tus pies inquietos deambulaban un camino onírico en ese lapso inconciente que te envolvía y yo en plena corrientes abstraído en tu recuerdo. El transito innumerable del atardecer regalaba todo tipo de ruidos estridentes, y en el aire, transportándose en ondas sonoras rebotaban ante mi estupefactos, ignorados totalmente por mi mente en transe.
Te pensé, me sentí inspirado y fue inevitable, recordé cada momento, mirando el muro privado de nuestros recuerdos, en esas galerías inexplicables. La memoria y su arte demasiado abstracto, insospechable se te cruza de repente, mientras miras una vidriera, compras cigarrillos, o volves del trabajo por plena Avenida Corrientes. Prepotente se instala en tu ser, te inmoviliza, te deja mirando al vacío, donde nada se siente y todo se piensa.

Que indispensable que eras en mi vida, el epicentro de mis pensamientos fuiste, la inspiración inacabable en un domingo indiferente a los sentidos. Todo lo que en esa superficie en la que sostenidos por nuestros pies deambulábamos, rodeaba mi ser y lo comprimía en una especie de molécula infeliz.

Frote mis ojos, levante la mirada, y ya dentro del subte, sentado y desconcertado, alcance a ver el letrero electrónico que informaba la próxima estación, no se como llegue, ni por que te pensé, tal vez nunca deje de hacerlo, y de a ratos me concentro en lo que transcurre invisible frente a mi la mayoría del tiempo. Pero ahí volves, por las galerías oscuras, en línea recta hacia mi conciencia, trayendo en una mano mil imágenes y en la otra un dolor.
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1 comentario:

  1. (...)Pero ahí volves, ... trayendo en una mano mil imágenes y en la otra un dolor(...)
    me encantó, solamente eso diré.

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